La propuesta del gobierno turco de sacrificar hasta cuatro millones de perros callejeros ha generado una ola de indignación tanto a nivel nacional como internacional. Esta medida, presentada como una forma de prevenir enfermedades y evitar accidentes de tránsito, busca reducir la población de perros sin hogar y los riesgos asociados. Sin embargo, ha sido duramente criticada por defensores de los animales, organizaciones internacionales y una parte significativa de la población.

El gobierno turco estima que hay aproximadamente cuatro millones de perros callejeros en el país. Las autoridades señalan que esta cifra se ve agravada por la alta tasa de natalidad de estos animales, que pueden tener hasta ocho cachorros por camada y parir dos veces al año. Esta rápida reproducción complica los esfuerzos para controlar la población canina.

Las autoridades justifican la medida citando los riesgos que representan los perros callejeros para la salud pública y la seguridad vial. Según datos del Ministerio del Interior, en los últimos cinco años se han registrado más de 3,500 accidentes de tráfico causados por choques con animales, resultando en 55 muertes y más de 5,000 heridos. Además, entre marzo de 2022 y diciembre de 2023, 92 personas fallecieron debido a ataques de perros callejeros, según cifras oficiales citadas por medios locales como Yeni Safak. Las autoridades sanitarias también han reportado un aumento en los “contactos con riesgo de contagio de rabia” en 2023, aunque no se ha especificado el número de casos confirmados de la enfermedad.

Los defensores de la medida argumentan que el sacrificio masivo de perros callejeros es la única forma efectiva de controlar la población canina y reducir los riesgos para la salud pública y la seguridad vial. Afirman que la castración masiva no es suficiente, ya que en los últimos cinco años solo se ha logrado esterilizar un promedio de 260,000 animales al año, cuando sería necesario esterilizar al 70% de la población para un control efectivo. Además, señalan que los perros callejeros pueden transmitir enfermedades como la rabia, la leptospirosis y la leishmaniasis, y que su presencia en las calles genera molestias a los ciudadanos.

Por otro lado, los opositores a la medida la consideran cruel e innecesaria. Sostienen que existen alternativas más humanitarias para gestionar la población canina callejera, como implementar programas de adopción más eficientes, crear refugios adecuados y intensificar las campañas de esterilización y vacunación. Critican la falta de transparencia del gobierno turco en el manejo de las cifras de perros callejeros y ataques caninos, y cuestionan la efectividad del sacrificio masivo como medida a largo plazo. Además, señalan que la medida podría tener un impacto negativo en la imagen del país a nivel internacional, especialmente en relación con el turismo.

La propuesta del gobierno turco ha provocado una fuerte oposición por parte de organizaciones animalistas y ciudadanos que consideran la medida cruel e innecesaria. Se han organizado protestas y campañas en redes sociales para exigir al gobierno que busque alternativas más humanitarias para gestionar la población canina callejera.

La medida también ha generado un debate en la sociedad turca, con opiniones divididas entre quienes apoyan el sacrificio masivo y quienes lo consideran inhumano. Por ahora, la medida es solo una propuesta del gobierno del presidente Recep Tayyip Erdoğan, pero ya ha generado una tormenta mediática tanto en Turquía como a nivel mundial.


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